Esta es
una de las consignas centrales del “Movimento dos Atingidos por
Barragens” (MAB)-Afectados por Presas- una organización que nació en el
año 1991, en defensa del millón de personas que en Brasil se han
visto obligadas a abandonar su lugar de vida, sus tierras de sustento
o sus lugares de trabajo por causa de las 615 presas y embalses que
se han construido y por las 64 que están en construcción. La más
grande es la presa de Belo Monte en el río Xingu (Pará) cuyo
proyecto ha sido rechazado desde hace 20 años y que recientemente el
gobierno brasileño del Partido dos Travalhadores ha puesto en marcha
con una fuerte oposición de las comunidades indígenas afectadas y
del potente y diverso ecologismo brasileño.
Con
ocasión de la cumbre de Rio+20 y aprovechando la presencia de
organizaciones de todo el mundo, el MAB ha convocado una reunión con
representantes de organizaciones que trabajan en los ámbitos del
agua y de la energía en universidades, organizaciones ecologistas y
movimientos sociales, campañas, sindicatos y organizaciones
religiosas, de diversos países. De Colombia y Ecuador, de Bélgica,
Italia y Austria, de diversos puntos de Brasil y también del Estado español (COAGRET) y dos personas de Ekologistak Martxan de (Euskal
Herria) participamos en el evento.
Nuestra
presencia se debe a nuestra colaboración con el MAB en proyectos
solidaridad e investigación sobre deuda ecológica energética desde
el año 2008, ya que la expansión internacional de Iberdrola, ha
traído sus intereses comerciales a Brasil, comprando la mayor parte
la empresa brasileña Neoenergía. Actualmente Iberdrola también
está presente en el consorcio público-privado Nortenergía que
construye la gigantesca presa de Belo Monte.
La lucha
incansable de las más de 20.000 familias que forman parte del MAB
les ha llevado a pasar de ser un colectivo perseguido y criminalizado
por el Estado en sus primeros 15 años de vida, a ser reconocido en
el 2006 por el Comité de Defensa de los Derechos Humanos de Brasil
por violaciones del derecho de información, de reunión y expresión,
del derecho al trabajo en condiciones dignas, a la educación,
vivienda y salud entre otros. Pero este reconocimiento legal y
oficial dista mucho de promover una acción positiva para frenar
estos desalojos y perdidas de tierra, empleo y hábitats.
Al
contrario el estado brasileño que obtiene en 80% (2008) de su
energía de los grandes embalses ha tomado como medida positiva el
realizar un censo de las personas afectadas por los embalses, quienes
tienen que demostrar la prueba de la afección. Y eso es todo,
reconocimiento y punto.
Ante las
injusticias y los daños socio-ambientales causados por los grandes
embalses, el MAB trata de organizar y formar a los afectados, que
rondan el millón de personas en Brasil. Son conscientes de que deben
promover alternativas y alianzas con el resto de movimientos y países
para afrontar esta larga lucha. Trabajan codo a codo con el Movimento
dos Sem Terra (MST) y la Vía Campesina. Tratan de forjar un alianza
con el movimiento obrero urbano para buscar juntos soluciones a un
modelo energético que debe dejar de primar el negocio para
garantizar el servicio publico a toda la sociedad. En Brasil hay 2,7
millones de personas sin acceso a la energía eléctrica y los
precios que pagan por KW/h son los terceros más caros del mundo.
En esta
tesitura el MAB prioriza el trabajo de formación de sus bases
organizadas ( diez familias hay una coordinación llevada a cabo por
un hombre, una mujer y una persona joven para dinamizar sus campañas
y sus propuestas. El próximo Marzo del 2013 en Brasilia planean
hacer su tercer congreso y reunir a varios miles de personas de todo
Brasil para poner sobre la mesa los problemas planteados por los
grandes embalses.
Por
nuestra parte, seguiremos trabajando con el MAB para informar a la
sociedad vasca de los desmanes que empresas como Iberdrola realizan
en suelo brasileño y latinoamericano. Nosotr@s también defendemos
que el agua, el aire, los bosques y la energía no son mercancías.