El traje del emperador
1/6/12
El informe “El trasfondo de la Economía Verde” apunta a que si bien casi nadie cuestiona hoy dia la crisis ecológica, esta conciencia generalizada sobre la situación no ha conducido a una convicción global de que hay que cambiar el modelo: la gran empresa ha aprovechado el discurso y la información ambiental para refinar sus estrategias y pulir sus argumentos, fabricándose a la perfección una imagen de protectora del planeta que tiene engañada a una buena parte de la población, penetrando instituciones, y modelando políticas a su medida. Así, la situación ambiental ha pasado de ser negada por los intereses ecoonómicos a ser reconocida, al convertirse en una oportunidad de negocio: “cierto, el planeta está fatal, pero no se preocupe, nosotros lo vamos a solucionar”.
La alteración del clima y del medio ambiente han creado enormes filones de negocio, como así lo reconocen todos los gobiernos e instituciones financieras que intentan aprovecharse de ellos, ante el aplauso de de Naciones Unidas. Como el propio PNUMA reconoce, el que la economía verde tenga posibilidades de futuro pasa porque los inversores la encuentren atractiva. El volumen de negocio que pueden generar la mitigación y adaptación al cambio climático es enorme.
Así, el concepto de economía verde amplía horizontes y, más allá de estar ligado al debate sobre fuentes de energía alternativas a los combustibles fósiles, se abre a todo un campo de oportunidad de negocios más amplio que incluye la comercialización de todos los bienes de la Naturaleza (desde el agua, la biodiversidad,la tierra, aire, hasta como la depuración, la regulación del clima, la recarga de acuíferos, o cuanto proceso natural o función ecosistémica se pueda transformar en actividad económica) y todas las actividades económicas que surgen de iniciativas para supuestamente mitigar el cambio climático y el deterioro ambiental, para adaptarse a ellos o para responder a sus efectos,especialmente los efectos nocivos.
Evidentemente el discurso oficial relativo a la economía verde es mucho más correcto. Habla de mitigación de la pobreza, equidad, e inclusión, sostenibilidad,… pero estos valores están ausentes totalmente cuando miramos a la implementación del concepto (por ejemplo en el caso de los programas REDD) o simplemente al leer las “directrices” dirigidas a inversionistas sobre como aporvechar las oportunidades de la economía verde. En cualquier caso, como nos revela este informe, la mayoría en torno a la economía verde y el volumen de negocio que supondría tiene mucho aún de especulación, y lo que hay en marcha son principalmente movimientos para eliminar obstáculos ycrear un marco carente de regulación, en el que operar con manos libres. Solo así se explica, que justo cuando mayor es la evidencia y el consenso mundial reespecto a la gravedad de las crisis, se sigan viniendo abajo paradojicamente los escasos acuerdos que hay a nivel internacional para solucionarlas. El caso climático es aquí paradigmático.
La lógica capitalista es en el fondo bastante sencilla: exprimir si aún salen gotas, gestionando la destrucción y la escasez. Como afirma el documento: “pensemos en un planeta donde los paisajes hayan sido devastados ampliamente, y sabremos que los parques nacionales y zonas de reserva serán un negocio redondo, no sólo por las funciones ecológicas que puedan desempeñar, sino por su vinculación al turismo o simplemente el acceso a la belleza….”.
Y de paso se expulsa de estas zonas a las comunidades que aun osaban vivir de forma autónoma, no sea que la autonomía se convierta en un quiste de resistencia que se expanda en ese futuro de escasez. No es inimaginable por tanto, un futuro en el que se pague incluso por respirar (el que pueda)….
El trasfondo de la economía verde